Aunque mi Epiphone ES-339 no es el instrumento más caro de mi colección, si es al que más cariño le tengo y me resultaba inconcebible resguardarla en otro estuche que no fuera el original. Como se trata de una guitarra de semicaja, tenia claro que su funda no podía ser de las blandas y de entre los modelos que valoré me decanté sin duda por el original, sobre todo, por una cuestión de imagen, aunque supusiera pagar un poco más.