Le eché el ojo al RK-100S 2 cansado de estar lastrado por un teclado grande, pesado y fijo, tanto en los desplazamientos para los ensayos con mi grupo como en el escenario, ya que, previamente, con mi nueva banda había probado a usar el Reface DX de Yamaha como keytar y me había gustado la experiencia pero, aún así, sus teclas se me hacían demasiado pequeñas. Así que tras comparar varias opciones, me decidí por este Korg y no me ha defraudado para nada.
Lo mejor: En primer lugar el diseño, muy ergonómico, estético y manejable y con los botones justos para no complicarte mucho la vida en directo sin sacrificar interactividad con los sonidos gracias, también, a sus dos controles de cinta. Además, tiene el tamaño de tecla justo, ni demasiado pequeñas como para trabarte los dedos (como me pasaba con el Reface) ni demasiado grandes para evitar un incómodo sobredimensionado del teclado. Su peso, además, está muy ajustado y es de lo más soportable puesto sobre los hombros con la bandolera (es lo que hizo decantarme por éste frente al keytar de Roland, mucho más pesado). Su conectividad es la que se espera de un teclado con estas características, disponiendo tanto de una salida MIDI para controlar otras fuentes de sonido como de un conector USB que soporta también entrada y salida MIDI, y con su entrada de micro/audio para aplicar vocoder o usarla para mezclar una señal externa mientras tocas por encima. Por último, sus 200 programas de sonidos y su versátil arpegiador cubren un amplio espectro interpretativo para todos los estilos, aunque enfocado sobre todo en los leads, bajos y colchones de corte electrónico (algunos muy ochenteros).
El mayor punto negativo que le encuentro, aunque es más por una cuestión personal ya que estoy acostumbrado a usar los motores de edición hardware propios de mis sintes, es la necesidad de editar los programas y la configuración del RK100 desde el ordenador vía conexión USB con el software implementado por Korg, aunque es algo lógico dada la sencillez de manejo que se ha buscado de cara al interprete en directo. No obstante, hay que decir que las posibilidades de edición que ofrece el software son muy buenas y lo único que le echo en falta es que no incluya entre los efectos al menos una reverb (que, por otro lado, se puede medio suplir editando el decay de la envolvente).
En definitiva, un gran-pequeño teclado para todos aquellos teclistas que quieran dar a sus actuaciones en directo otro aire más dinámico y desenfrenado.