Llevo un tiempo usando esta banqueta en una escuela de música. La compramos porque resultaba elegante a la vista y parecía cómoda y funcional.
En ese sentido, el resultado es bueno en general, y más teniendo en cuenta que una escuela es un campo de pruebas en el que cada niño/alumno se sienta de una manera distinta, algunos se quedan con la banqueta a dos patas cuando se acercan al piano, otros se sientan mal, otros la maltratan. En general aguanta bien. El gran pero son las propias patas que se notan muy endebles. Por más que he apretado la tuerca, no da la sensación de que sean sólidas en el anclaje, por lo que tengo el miedo constante de que se rompan en cualquier momento. Aún no ha pasado, pero cuando las patas tienen tanto juego, es cuestión de tiempo que los tornillos cedan y estropeen los angulos en la madera y por tanto dejen de apretar.
Igualmente, para una persona con cabeza, que le va a dar un uso no agresivo, en casa, para practicar, el uso es perfecto, y le aguantará toda la vida.