Si eres principiante y estás comenzando a pensar en hacerte con tu propio chelo, posiblemente no tendrás muy en cuenta en primera instancia la cuestión del transporte. Pero el violonchelo es un instrumento relativamente grande, no tan aparatoso como un contrabajo, pero lo bastante para no dejarse transportar tan sencillamente en la bolsa como una flauta dulce.
Esta cuestión depende naturalmente si la práctica con el chelo se va a realizar exclusivamente en casa, o si por el contrario pretendes tocar también fuera. Quizás debas sacarlo para acudir a las clases, o llevarlo en bici a las pruebas de orquesta, o simplemente transportarlo en la mano hasta la casa de algún amigo.
En definitiva, hay dos consideraciones decisivas para la elección de un sistema de transporte. Por un lado el chelo debe ser protegido de forma óptima, y por otro lado debes poder transportarlo de alguna manera.
El nivel de protección que requiera el instrumento depende también del valor del violonchelo. Un instrumento de alto valor sin duda merece un nivel de seguridad en el transporte mayor que el de un instrumento económico. Naturalmente hay que considerar el peligro al que se va a ver expuesto en el camino. Si por ejemplo vas a moverte en medios de transporte públicos, piensa que un frenazo en el autobús, si llevas el chelo simplemente en una funda guardapolvo de baja calidad, puede convertir en un montón de astillas tu violonchelo. Esto por supuesto no pasaría con un estuche robusto. Bien, quizás esta situación sea un poco exagerada, pero ya sería una verdadera lástima simplemente si el puente se desplaza o se desprende. También en un accidente de bicicleta una simple funda o bolsa de transporte no ofrecería la suficiente protección al violonchelo.
Veamos primeramente las bolsas. Se las llama frecuentemente bolsa de chelo, Gigbag o Softcover. Las encontramos en diferentes terminaciones, algunas son simples fundas con apenas un fino acolchado que como mucho protege del polvo, mientras que otras presentan gruesos acolchados y hasta acabados de lujo con sistemas de transporte bien estudiados. Una ventaja de estas bolsas es el mínimo peso, la relativamente alta flexibilidad y el precio en su mayoría moderado. Muchos sets completos de chelo incluyen una funda ligera de este tipo. Si solo se transporta el chelo ocasionalmente, y el instrumento en cuestión es un modelo económico, en principio es idóneo el uso de estas fundas para chelo. Debería al menos tener una buena calidad y buenos acolchados. Si se pretende llevar a menudo el instrumento cargado a la espalda, entonces mejor recurrir a un buen sistema de transporte. Las sencillas correas de tipo mochila por norma general no son suficiente, sobre todo si se lleva el chelo en la bici. Para los viajes donde se debe entregar el instrumento como equipaje (por ejemplo en el avión), las bolsas no son muy recomendables.
La mejor protección para el transporte la ofrece un caja para el chelo, también llamadas Case, Celloetui, Flightcase o estuche rígido. Una caja estándar pesa aproximadamente unos 5 kg, una ligera cerca de 3 kg. Para hacerse con una caja de chelo naturalmente que hay que rascarse bolsillo un poco, aunque bien es cierto que este tipo de cajas pueden ofrecer hasta unos 20 años de servicio. Antes de la compra hay que pensar qué funcionalidades debe ofrecer la caja. Empezando por si la caja va a ser usada solo para el transporte, o si se desea que quede en posición erguida al apoyarla. Porque algunos modelos se pueden abrir estando la caja en pie (sin que el instrumento se caiga), mientras que otros solo se abren estando tumbados. Algunos modelos tienen ruedas para el transporte en el canto inferior de la caja, de manera que se dejan transportar de forma muy confortable. Para el transporte en la espalda, a pie o en bicicleta, las correas de tipo mochila que a veces de incluyen no son suficiente. Si se busca la mayor comodidad, se puede adquirir eventualmente un sistema de transporte adicional (por ejemplo el Fiedler-Tragesystem).
Por supuesto que el color y el material juegan también un papel importante en la elección de la caja a medida. Una caja de color oscuro con un grosor de pared demasiado fino se calentará mucho antes si está directamente expuesta a las radiaciones solares que una caja de color claro. El instrumento debe siempre estar protegido de los cambios extremos de temperatura. Algunos modelos de cajas incorporan un higrómetro y humidificador de aire. De esta forma el instrumento se encuentra protegido óptimamente en todo momento de las influencias climáticas.