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4. Materiales y componentes

Los componentes en la construcción de un violín (o una viola, o un chelo) que destacan a primera vista, son el cuerpo, el diapasón y las cuerdas con el puente. Y estos también son precisamente los elementos esenciales de este instrumento de cuerda de arco, que es llamado así porque se sirve de un arco para la generación de sonido. Lo más importante, naturalmente, son las cuerdas con las que se generan los sonidos, y el cuerpo o caja de resonancia que los amplifica. Pero las cuerdas se deben fijar de alguna manera a este cuerpo o caja de resonancia. A lo largo de los siglos este instrumento ha ido tomando la forma con la que lo conocemos hoy, y que responde a las exigencias de interpretación, sensación de tocar, volumen sonoro, etc.

Viola Body

Vamos a empezar con el cuerpo del violín, que es realmente la caja de resonancia. Se compone de la tapa, el fondo y los aros laterales. En la tapa, que normalmente se construye con dos finas capas de madera encoladas entre sí, se encuentran los calados en forma de "f". El encolado se reconoce como una muy fina línea que no sigue las vetas de la madera. Para la tapa se escogen en su mayoría maderas de pícea. Estas maderas deben ser de crecimiento lento, y también deben permanecer varios años almacenadas para su secado. En el caso ideal los anillos de crecimiento deben ser estrechos y estar repartidos de forma homogénea. Para el fondo del violín se emplea otra madera, sobre todo el arce, aunque también pueden usarse maderas de cerezo, nogal y en menor medida de álamo o sauce. El fondo puede estar hecho de una o dos piezas, lo que se reconoce también en el patrón de la veta de la madera. La tapa y el fondo están conectados a través de las piezas laterales (aros), y a menudo se toma la misma madera usada para el fondo. Todas las piezas de madera del violín se unen entre ellas únicamente encoladas. Para ello se emplea cola de hueso que se disuelve con el agua. Por eso los instrumentos de cuerda de arco al calentarlos a temperaturas de unos 50° C a 60° C se pueden desmontar por completo.

Granulat - Simon Eugster / Lizenz: CC BY-SA 3.0
Knochenleim - Simon Eugster / Lizenz: CC BY-SA 3.0

Ahora solo falta el mástil del violín, que también se monta encolado, y con ello tendríamos el borrador básico de un violín. El mástil de un violín termina con un ornamento, que normalmente es una voluta (hubo también otras formas como por ejemplo cabezas humanas o de animales). Inmediatamente a continuación se encuentra el clavijero con las clavijas de afinación a las que se fijan las cuerdas. Sobre el mástil se encuentra el diapasón, también encolado, que preferentemente se fabrica con madera de ébano: Una madera oscura, con bonita apariencia y que es dura y resistente al desgaste.

En principio tendríamos ya un violín listo para ser usado, pero todavía falta algo esencial: el lacado, que naturalmente se aplica antes de instalar las cuerdas. La laca protege al instrumento de influencias exteriores y conserva las cualidades sonoras. Gracias a la laca el violín adquiere ese aspecto tan característico. La tonalidad de color, fundamentalmente, es una cuestión de gustos. La paleta va desde tonalidades marrón oscuro, hasta colores con matices anaranjados. Pero debemos fijar las cuerdas de alguna manera, y la vibración de las mismas se debe transmitir a la caja de resonancia. Para ello se fija un cordal por medio de la llamada cuerda de cordal en el lateral del cuerpo (donde se encuentra el botón de sujeción). Ahora se pueden acoplar las cuatro cuerdas al cordal. El otro terminal de cada cuerda se lleva hasta el final del diapasón, donde se fijan al clavijero enrolladas en cada una de las clavijas de afinación. El puente se instala entre los dos calados en f sobre la tapa, y las cuerdas pasan a través del puente. El puente mayoritariamente se hace de madera de arce, y transmite las vibraciones de las cuerdas al cuerpo.

Finalmente quedan todavía dos piezas muy importantes que normalmente no se ven desde fuera inmediatamente: El alma y la barra armónica. El alma toma su nombre sencillamente porque asume el papel de "alma del instrumento". Se trata de una pequeña vara de madera de pícea (con unos 6mm de diámetro), que se instala entre la tapa y el fondo (¡sin encolar!) en la zona por debajo del puente a la altura de la cuerda más alta. Un constructor de violines con experiencia encontrará el mejor emplazamiento para las óptimas características de sonido. La barra armónica es un listón de madera que se coloca encolado bajo la tapa en la zona de las cuerdas graves. Tanto el alma como la barra armónica son responsables de la transmisión acústica de las cuerdas al cuerpo, y con ello directamente también de la generación y transmisión de sonido.

Para tocar el violín hace falta también una mentonera, un apoyo para el hombro y naturalmente un arco.

Te ofrecemos más información en las secciones de accesorios y arcos.

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