Todos los instrumentos de viento generan sonido por medio de la vibración que se genera en la columna de aire que se encuentra en el interior del instrumento. Esto se produce al impulsar aire, bajo la presión de la presión de los labios, a través de la boquilla hacia el interior del instrumento. La lengua ayuda el la acción actuando de forma similar a una válvula en el arranque (respuesta) y la duración del sonido.
La regla a seguir es: Cuanto mayor es el instrumento, más larga es la columna de aire y más grave es el sonido que genera. Cuanto más pequeño es el instrumento, menor es la columna de sonido y más agudos son los sonidos generados. El sonido es más fuerte en la distancia cuanto mayor presión de aire se aplica al instrumento.
La trompeta es al mismo tiempo el más pequeño y el más agudo de los instrumentos de viento-metal, produciendo con su estrecha medida (aprox. 11,5 mm) y un largo de tubo de 1,30 m, un sonido claro y brillante. Todos los tonos del rango de agudos se dejan producir con la variación de la tensión de los labios. ( relajación = tonos graves, mayor tensión = tonos más agudos)
Todos los tonos naturales se pueden conseguir en la trompeta sin válvulas tocando „en vacío“ (0).
Aunque la línea de sobretonos, sobre todo en los rangos más altos - contienen muchos tonos, (que además son muy difíciles de tocar), en el toque diatónico e incluso cromático se precisa cierto ardid técnico en todos los instrumentos de viento-metal.
Cada instrumento ha desarrollado su propio mecanismo, en la trompeta son las válvulas (giratorias o de pistón). El trombón, por ejemplo, tan solo usa un tubo o vara.
Las tres válvulas de la trompeta permiten reducir la afinación fundamental en uno (válvula 2), dos (válvula 1) o tres semitonos (válvula 3). Si se pulsa una válvula concreta, se desvía el aire por el conducto correspondiente al largo total de tubo, con lo que la columna de aire de agranda consiguientemente. De esta manera se pueden tocar todos los tonos de la escala cromática. Este mecanismo se inventó a finales del siglo 18, proporcionando un toque muy fluido y elegante y permitiendo a su vez a los compositores de la época el proyectar virtuosas composiciones para la trompeta. (p.ej. Josef Haydn, concierto en Mib mayor).
Se consiguen producir especiales efectos pulsando la mitad del recorrido (medio pistón), y permite, en combinación con el juego de presión de aire y respiración, la generación de efectos y sonidos desde la nota del blues en Jazz y Blues hasta relinchos de caballo en las orquestas de circo.