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2. Pros y Contras

contra

Libertad de Movimiento

Una de las ventajas más evidentes de la monitorización In-Ear (en el oído) es la capacidad de poder moverse por el escenario. Los monitores convencionales de cuña suelen ser bastante direccionales, sobre todo porque esto ayuda a reducir el riesgo de realimentación (feedback). La única manera de escuchar una mezcla consistente durante un concierto ¡es no moverse por el escenario! Los auriculares y auriculares In-Ear, por otro lado, mantienen una posición constante en relación con la cabeza del usuario, por lo que un buen equilibrio que funciona bien durante las pruebas de sonido, en teoría también debería funcionar toda la noche.

Sin Realimentación

Con algunos sistemas de PA, y en algunos lugares, es difícil o imposible girar los monitores de escenario para conseguir el volumen que a los músicos les gustaría tener, sin inducir realimentación. ¿Cuántas veces has pedido más nivel en el monitor y te han avisado que puedes correr el riesgo de tener retroalimentación? Aunque no es técnicamente imposible lograr retroalimentación con los monitores In-Ear, probablemente tendrías que poner todo al máximo y presionar el micrófono contra la oreja, así que no es algo que suceda en el mundo real.

Volumen de Escenario Coherente

Es un hecho: la mayoría de músicos de rock y pop, con regularidad se exponen a niveles de presión sonora que se consideran peligrosos (por no mencionar ilegales), tanto en una fábrica como en otro lugar de trabajo. Aunque hay disponibles protecciones para los oídos, muchos músicos encuentran incluso los auriculares más caros moldeados a medida, soluciones insatisfactorias, y a menudo se los acaban quitando durante un concierto, frustrados al ver que llega a sus oídos un sonido pastoso y amortiguado. Cuando un músico está luchando por oírse a sí mismo en el escenario, su reacción normal es la de subirse el volumen. Si todo el mundo hiciera lo mismo, no haría falta mucho tiempo para conseguir un volumen alto y molesto. Además de ser muy fuerte en su totalidad, el sonido en el escenario se vuelve desagradable, simplemente por el gran número de fuentes de sonido que fluyen en diferentes direcciones, con un volumen alto y en un pequeño espacio con paredes reflectantes: tambores, címbalos, amplificadores de guitarra, amplificador de bajo, monitores, altavoces principales (y múltiples reflexiones desde todos ellos) sumándose por lo general, para producir un sonido que se describiría mejor como un auténtico desastre.

Además de la eliminación de algunas de las fuentes de ruido (los monitores de escenario e incluso, posiblemente, amplificadores para bajo/teclado), el uso de la monitorización In-Ear también reduce en gran medida el efecto de ‘guerra de volúmenes’ entre músicos, donde cada uno tiende a subirse el volumen por sí mismo, pudiéndose escuchar más sin comprometer la escucha de nadie.

Aparatos Más Pequeños

Cualquier persona que no tiene la suerte de estar trabajando con una instalación fija podrá apreciar otra de las ventajas de los sistemas In-Ear: su tamaño y peso, o más bien su carencia de ambos. La mayoría de los músicos que trabajan, gastan un montón de tiempo cargando y descargando camiones, a menudo con frío y en mitad de la noche; un típico sistema PA con cuatro o más monitores de cuña, puede ser drásticamente reducido en tamaño y peso por el cambio a un sistema In-Ear. También es más fácil y rápido de instalar, con mucho menos cableado, o ninguno si usas transmisores inalámbricos montados en rack conectados permanentemente al mezclador.

Sonido Predecible

Los monitores de escenario se ven afectados por la acústica de la sala, tanto como los altavoces de PA principales -a menudo más, ya que frecuentemente son colocados de modo que apuntan directamente hacia una pared trasera o incluso en una esquina, causando todo tipo de ondas estacionarias y resonancias. Los monitores In-Ear ofrecen un sonido previsible que será tan bueno o tan malo, según la cadena de hardware que se use, pero es independiente de la acústica de la sala. Un grupo que esté de gira, con un mezclador automatizado, debería ser capaz de experimentar el mismo sonido en el escenario noche tras noche, permitiendo así al ingeniero, concentrar toda su atención y energía en el sonido PA principal.

Sensaciones en Vivo

Puede que con la monitorización In-Ear, al principio, te sientas un poco extraño, especialmente con auriculares cerrados que reducen el ruido ambiente. Puede ser un poco inquietante, el hecho de que te sientas como si estuvieras en el estudio y no en frente del público. Hay varias soluciones posibles para esto, una técnica popular consiste en dirigir un micrófono al público, y enviar la señal a la mezcla de monitorización (obviamente sólo será una buena idea siempre y cuando no se esté enviando también y por error, a los altavoces principales), para dar a los intérpretes una sensación de ambiente y presencia de público. Hay, por supuesto otra solución: ¡acostumbrarse!

Muchos bajistas han probado la monitorización In-Ear, para evitar tener que cargar con pesados altavoces, pero se quejan de sentirse físicamente extraños al tocar con un espacio vacío detrás de ellos, que sería ocupado por su amplificador en condiciones normales. Una solución es utilizar cabinas ligeras ficticias, con las que muchos grupos de rock actúan de todos modos y hasta cierto punto, o reemplazarlas con algo de forma y tamaño similar, aunque se sospecha que la solución adoptada por Geddy Lee de ‘Rush’ -una fila de secadoras- ¡sólo podría ser apreciada por alguien que no ha tenido que llevar su propio equipo durante muchos años!

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