Las guitarras de concierto, por norma general, presentan una pala abierta o calada. En muy raras ocasiones encontramos modelos con una pala cerrada como en las guitarras acústicas.
En una guitarra de concierto, rara vez encontraremos signos de orientación o de ayuda como las típicas incrustaciones en el diapasón (normalmente en los trastes 3., 5., 7., 9., 12., 15., y 17.). Pero sí veremos marcados puntos en el canto superior del mástil en la mayoría de los modelos, que nos ayudarán a „no salirnos del camino“. Algunos fabricantes no obstante ofrecen modelos exentos de toda orientación de ayuda. En cualquier caso el que desee tener imprescindiblemente los puntos de referencia, puede fabricarse los llamados „Dots“ sin problemas simplemente aplicando puntos de Tipp-Ex en el canto visible.
Además el diapasón de las guitarras de concierto es algo más ancho (aprox. 5 cm). La separación entre las 6 cuerdas es por consiguiente mayor. Esto supone una ventaja para los principiantes, porque de esta forma los dedos tienen más espacio en la digitación. En los estrechos diapasones de las guitarras acústicas, por el contrario, con facilidad se puede „pisar“ sin querer la cuerda adyacente, y por ejemplo atenuarla involuntariamente. El principiante, por otro lado, tendrá que ensayar primero un poco para acostumbrarse a componer los diferentes acordes sobre el ancho diapasón de una guitarra clásica.
Al contrario que en las guitarras acústicas, los mástiles de las guitarras clásicas no incorporan alma para ajustar las desviaciones del mismo. Esto se debe esencialmente a dos motivos: 1°, las guitarras clásicas no montan cuerdas de acero, de modo que las tensiones de las cuerdas son menores, y 2°, el mástil es más ancho y grueso.
El mástil más ancho y la menor tensión de las cuerdas favorecen supuestamente al principiante. Pero como hemos comentado arriba, la mano que trabaja en el mástil tiene que superar también una mayor distancia. De todo ello resulta una postura diferente de la que se adopta para tocar la guitarra acústica. El guitarrista educado en clásica, sitúa el dedo pulgar detrás del mástil de forma no visible para el espectador, compensando así las mayores dimensiones del mástil de estos instrumentos. Esta técnica amplía enormemente el alcance de la mano para poner acordes.
Mientras que por otro lado, y al contrario que con la guitarra clásica, en los mástiles más delgados de las guitarras acústicas se puede atacar la cuerda Mi superior mucho mejor desde delante. Por este motivo también se pueden interpretar más fácilmente temas de Rock o de Pop con una guitarra acústica que con una guitarra clásica.
El que toma una guitarra de concierto, debe renunciar completamente a cualquier Show extrovertido. Porque para tocar una guitarra de concierto, normalmente el músico permanece sentado lo más pegado al borde de la silla, y apoya la pierna izquierda sobre un alzapié. La guitarra se posiciona sobre el muslo izquierdo con el mástil alzado. Por este motivo, la guitarra de concierto tampoco posee un „pin“ de enganche para correas, de manera que el tocar de pie solo es posible tras haber adaptado la guitarra en este sentido, o bien por medio de una correa especialmente diseñada para estos instrumentos.