Dreadnought, Jumbo, OM, Flattop, Archtop –– con todos estos términos en relación con las guitarras acústicas uno más tarde o más temprano va a tener que lidiar. Pero lo que hay detrás de estas floridas transcripciones de formas de construcción de guitarras parece quedar siempre oculto para muchos guitarristas. Y esto no está bien: porque al fin y al cabo cada forma de construcción concreta tiene una masiva influencia en el sonido de la guitarra, y el resultado de esto marcará además su aplicación estilística. Hemos reunido en nuestra guía online las informaciones más importantes acerca de las diferentes formas de guitarra acústicas y su correspondiente sonido y aplicación. ¡Que se haga la luz!
Básicamente todo el surtido se divide en dos grandes grupos: Las llamadas guitarras Flat-Tops, y las Archtops. Bajo el término "Flattop" se engloban todas las guitarras acústicas con la tapa plana. Las Archtops por el contrario tienen (de forma similar a los instrumentos de cuerda clásicos) la tapa arqueada. Por cierto, en la historia del siglo 20 las guitarras acústicas Archtop formaron la base para el desarrollo de la guitarra de Jazz.
La búsqueda de volumen a principios del siglo XX, produjo muchos instrumentos interesantes, algunos más exitosos que otros. Los guitarristas de jazz, en particular, sufrieron las consecuencias de la incapacidad de la guitarra acústica para competir. No sólo tienen que competir con el gran volumen de saxos e instrumentos de viento-metal, sino que también aspiraban a la igualdad como solistas -un instrumento acústico que apenas produce suficiente volumen cuando se rasguea con energía, obviamente no puede aspirar a cortarlo cuando produce líneas melódicas, y mucho menos si se desea dinámica musical y articulación.
La historia de las Archtop está ligada de forma inseparable con un nombre en concreto: ¡Orville Gibson! Orville nació en 1856 en Chateagay, New York. A la edad de 25 años se trasladó a Kalamazoo, un poblacho insignificante en Michigan, donde por un tiempo trabajó como vendedor de zapatos, no precisamente un trabajo de ensueño para alguien cuyo corazón pertenecía a la música y que además sentía paralelamente una fuerte atracción por los trabajos artesanos con madera. Esto le llevó a pensar en comenzar una nueva carrera como constructor de guitarras y mandolinas. Dicho y hecho. La cuestión que se plantaba Orvilles era tan sencilla como genial: ¿Por qué se hacen las guitarras y mandolinas con la tapa plana cuando sus parientes clásicos, los instrumentos de cuerda, se hacen todos con la tapa arqueada?
Numerosos experimentos con diversos prototipos hicieron reconocer a Orville que los instrumentos con tapas y fondos arqueados (Carved Top/Bottom) sonaban bastante mejor que los de construcción plana. Y las cuentas también le mostraron que el camino elegido era el correcto, como se evidenció poco después del lanzamiento de las primeras Gibsons en el año 1894. Como Gibson también construía excelentes mandolinas, el boom de estos instrumentos a primeros del siglo 20 aportó a la firma en muy corto espacio de tiempo la posición del número uno, un arranque inesperadamente exitoso.
Pero también el sector de guitarra se inclinó hacia los acabados exquisitos trabajados de forma entusiasta y minuciosa. Uno de los modelos de más éxito de entonces era la L-1 (no confundir con la Flattop L-1 que hizo famosa el guitarrista de Blues Robert Johnson). La guitarra incorporaba tapa y fondo arqueados de pícea terminados a mano, además de elementos de los aros de abedul. Como la terminación de la tapa era realmente fina y no llevaba ningún tipo de puntales, se emplazó debajo del puente una placa de arce que serviría para repartir la presión de las cuerdas. El mástil de una pieza se realizó en caoba y su acabado se dejaba agarrar sólidamente con la mano. Como las almas o estabilizadores del mástil que permitían acabados muy finos del mástil todavía no se conocían, al constructor no le quedó otro remedio que emplear perfiles anchos para poder soportar la presión de las cuerdas de acero empleadas. La primera L1 llegó con una medida de exactamente 57,8 cm. También esta medida ayudó a reducir la masiva presión de las cuerdas.
El desarrollo comenzó a ir sobre ruedas cuando Gibson en 1919, un año después de la muerte de Orville, reclutó a Lloyd Loar (un internacionalmente famoso virtuoso de la mandolina) como director del departamento de desarrollo. Gracias a su insuperable experiencia práctica Lloyd era el hombre ideal para continuar los desarrollos de Orville Gibson. Los primeros instrumentos de los que fue completamente responsable Lloyd fueron la mandolina F-5 y una guitarra con la denominación L-5 (1923), hasta hoy el indiscutible buque insignia de los modelos acústicos de Gibson. Y no es de extrañar, porque la L-5 incorporaba ideas completamente innovadoras. Por ejemplo incorporaba de serie el puente ajustable en altura desarrollado por el empleado de Gibson Thaddeus „Ted“ McHugh. Además el diapasón ya no se encolaba a la tapa en la parte del cuerpo, sino que se montaba pendiendo. El resultado: La tapa podía vibrar libremente, lo que mejoraba su Performance. Pero todavía había más, porque se trataba del primer instrumento con trastes que presentaba „calados en F“ en vez de la clásica boca redonda.