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3. La Flauta de Boehm

La flauta moderna de Boehm ha cambiado poco desde 1847, cuando Theobald Boehm (1794-1881) hizo por primera vez su versión de la flauta de llaves. Los estudiantes de historia no dudarán además en señalar que él también es responsable tanto del clarinete moderno, como del piano „overstrung“ moderno. Él no fue el primero en intentar un nuevo diseño de la flauta - ni tampoco sería el último - pero su diseño ha persistido durante más de 160 años. Por otro lado en los últimos tiempos ha habido poco interés en mejorarlo, y sorprendentemente también pocos intentos. Entre los que lo han intentado a través de los años se incluyen Louis Dorus (1860), Rudall Carte Co. (1860), Otto Schwedler (1890) y Alexander Murray (1960), los cuales se empeñaron en mejorar el diseño de Boehm y construir una flauta que presentara al intérprete con mayor capacidad técnica, y una gama dinámica y espectro tonal más amplio. Algunos de sus instrumentos todavía se tocan hoy en día, pero el genio de Boehm ha equipado al flautista moderno con un diseño de instrumento innovador, que es complejo y elegante en su construcción, además de intuitivo y fácil de tocar.

Theobald Böhm (1794-1881)
Theobald Böhm (1794-1881)

Antes de Boehm, los intérpretes habían luchado con anchos orificios tonales incómodos de tapar, junto con una variedad desconcertante de digitaciones cruzadas, para alcanzar las notas en la tercera octava, y tocar alteraciones fuera del tono natural de la flauta en Re mayor. El calibre (diámetro interno) pequeño y los orificios tonales diminutos de la flauta barroca y clásica, limitan el volumen potencial del instrumento, quedando por detrás de los otros instrumentos de viento de la orquesta sinfónica. De hecho, el compositor Josef Haydn, a menudo componía sus obras para que la 1ª y 2ª flautas tocaran exactamente el mismo material, sólo para llevar la flauta hasta el volumen del resto de la sección de viento-madera.

Boehm también fue responsable de la introducción revolucionaria de las flautas de metal, y aunque las flautas de madera prevalecieron hasta principios del siglo XX, su sistema de llaves trajo consigo numerosas ventajas, como el hecho de disminuir estiramientos incómodos, con el uso de palancas y extensiones de llaves y amplió tanto el calibre de la flauta, como el diámetro de los orificios tonales, que antes se limitaban a lo que podría ser cubierto por el dedo del intérprete medio. Con todo, sus cambios dieron a la flauta la mejora en el rango, una flexibilidad tonal también considerablemente mejorada y un sonido más brillante y más sólido, en igualdad de condiciones que sus hermanos orquestales.

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