Vamos a referirnos ahora a otro tipo de accesorio especialmente práctico y común: La correa de guitarra. Con su ayuda el instrumento se deja colgar del cuello y nos permite tocar „cool and easy“ de pie o andando.
Una correa de guitarra puede ser una opción muy personal. Las correas están disponibles en muchos materiales y diseños los favoritos más comunes son de cuero negro y tweed. Una correa de cuero amplia y acolchada, puede ayudar a distribuir el peso de una guitarra pesada, como una Les Paul y evitar la sensación de que la correa te esté cortando el hombro. Algunas correas son ajustables en longitud, mientras que otras se ajustan mediante la colocación de una hebilla.
Una correa estándar normal presenta una ranura en el exterior del terminal con cuya ayuda se fija la correa de forma sencilla en el botón destinado para ello de la guitarra. Otros acabados más complejos incorporan mecanismos de cierre, que se ocupan de que el instrumento no se desancle involuntariamente de la correa y se precipite sobre el suelo. Alternativamente también cualquier correa convencional se puede completar con los llamados Security Locks para aumentar la seguridad del acople. Esto no cuesta más que un par de euros y por tanto nunca deja de ser una buena inversión.
Excluyendo a las guitarras clásicas, que no poseen ningún pin o botón de fijación, todas las demás guitarras van equipadas normalmente con elementos de sujeción compatibles con la correa. Pero no temáis: También a estas clásicas guitarras se les puede acoplar el correspondiente pin de sujeción. Las correas de guitarra están disponibles en infinidad de acabados y anchos diferentes. Junto a la clásica correa de cuero, hay variantes en cuero de imitación, diferentes materiales sintéticos y nailon.
Los dispositivos de bloqueo para correas son una forma muy barata y eficaz de protección para tu instrumento cuando esté en uso. Actualmente hay muchos métodos diferentes disponibles, y la mayoría de ellos se instalan en apenas unos minutos.