Voy a partir de la base de que no apaga mejor las cuerdas que el típico pañuelo. Funciona muy bien, pero no mejor, ni tampoco peor. Sin duda lo que ganas es una estética más profesional y moderna, algo que un pañuelo o un trapo no te dan.
Yo le doy dos usos: en el estudio, para grabar solos de guitarra o de bajo y en la academia, para practicar técnicas de ligados o tapping con alumnos que no tienen el nivel necesario de esa técnica como para estar pensando también en la limpieza. Los resultados son muy buenos. Y si necesitas más apagado, siempre puedes poner más de uno al mismo tiempo.
Los míos son nuevos, pero los de la academia llevan años por allí y siguen de una pieza.
Pensando únicamente en su funcionalidad, opino que valen el doble de lo que habría que pagar por ellos, pero sí que es verdad que a veces pagamos más por la estética que por la eficacia. Solo tú sabes si te merece la pena el gasto. Ideal para cualquier guitarrista, profesor o técnico de grabación que sea muy activo en las redes y quiera mantener una buena imagen.