Cuando eres joven, metalero y vas probando calibres cada vez más gruesos para probar afinaciones graves a veces te conformas con lo primero que te encuentras. Ese ha sido más o menos mi caso con estas cuerdas, con las que llevo casi cuatro años para afinar mis guitarras tipo les Paul (24,75") y PRS (25") en D standard.
La calidez y el brillo de Ernie Ball siempre estarán ahí, y estas cuerdas me han servido fenomenal tanto para conciertos como para grabaciones. No obstante, las cuerdas gruesas cada vez me piden más intensidad porque se desafinan relativamente pronto y porque en ocasiones quiero pasar al drop C, en donde la 48 es prácticamente una goma. Según algunos experimentos que he hecho fusionando las 11, 14 y 18 de este juego con las 30, 42 y 52 de skinny top heavy bottom, tengo la sensación de que voy a pasarme al burly slinky, que permite esa mayor tensión, estabilidad y adaptabilidad al drop C.
En cualquier caso, lo dicho. Este juego de cuerdas estará siempre en mi memoria y mi corazón, y lo recomiendo encarecidamente sobre todo a gente que quiera tocar jazz en standard o afinar en Eb, donde la tensión está más balanceada.